Aló: FLECOS ¿Cómo, dónde, cuándo?

El “boom” del invierno son los flecos y, por lo visto, continuarán en la próxima estación. Sin embargo, siempre han estado presentes en la moda, con mayor o menor protagonismo, pero siempre ahí.

Cuenta la historia que comenzaron en el siglo XVIII como simples detalles en accesorios, como los chales, y tomaron real protagonismo en 1920 en lo que se llamó la era “Country”. Las vaqueras abusaban de su uso, luciéndolos al mismo tiempo en sombreros, pantalones, botas, chaquetas, boleros, etc. En la época del Charleston, la sensación del momento era usar vestidos con flequillos que se movían al ritmo y daban el efecto visual de que las mujeres bailaban más rápido. Luego, en los ’70 fue el hit del movimiento hippie.

¿Cómo usarlos? Para moldear la figura.

Los flecos son el añadido que más nos ayuda a equilibrar nuestro cuerpo. Aportan volumen y dan una sensación de movimiento a la silueta femenina que realza las curvas y da la impresión de que quien los lleva flota. Por ello, recomendamos usarlo en las zonas que más nos guste resaltar.

Si tenes poco busto o tu espalda es estrecha, sweaters, remeras o camperas con flecos van a favorecerte. No así los kimonos, que al ser más largos y abiertos, hacen foco en la parte inferior.

Por el contrario, si queres resaltar tus piernas, te recomendamos la prenda it del invierno mundial; la falda con flecos. También podes animarte a zapatos o bandoleras.

¿Dónde? En un solo lugar.

En esta aparición, los flecos retornaron de un modo más elegante que lo que data su historia. No uses más de una prenda con ellos. Es más, podes aprovecharlos como una alternativa divertida al minimalismo de moda. Vestite simple y suma un clutch o abrigo con flecos.

¿Cuándo? Cuando quieras.

En lo que al look diario se refiere, donde más nos gusta ver flecos es en sweaters o cardigans. Salimos de la era de los tejidos estampadísimos para darle espacio a los buenos básicos, lisos y con apliques. Los flecos en tejidos simples dan el toque con onda para un outfit diario.

Para la noche, todo vale, o casi.

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